Cómo elegir entre Coaching o Psicología?

¿Coaching o Psicología?

¿Es mejor Coaching o Psicología?

Muchas personas se acercan a nosotros preguntando qué enfoque es el más adecuado para ellas, pero esta pregunta no es tan simple de resolver. Primero que todo, establezcamos la relación entre Coaching y Psicología.
El Coaching y la Psicología parecieran a primera vista tener relación, sin embargo es necesario hacer una revisión con mayor profundidad para comprender dónde se posiciona y cómo puede beneficiar a las personas.

Política y Salud Mental

Últimamente he reflexionado bastante en torno al concepto de Política y no me refiero a la política partidista, me refiero al fenómeno político, en el cual toda la interacción entre entidades u organismos debe resolver cada punto de afectación. Pienso esta lógica, por ejemplo, visualizando la organización interna del cuerpo como una articulación política interna, la cual resuelve, en función de nuestro código genético, diversas condiciones ambientales y alguna que otra variable que no imagino ahora, todo lo que va traduciéndose en nuestra conducta. Imaginemos un ambiente caluroso, tenemos mucha sed y, en algún momento, recordamos que tenemos una botella de agua fresca en nuestro bolso, acto seguido abrimos, destapamos y bebemos. Para que ocurra este sencillo acto, transcurre una compleja política interna, en la cual se envía información en múltiples direcciones, desde estructuras sensoriales especializadas, como lo son los receptores nociceptivos, esta información viaja mediante los tejidos nerviosos, a partir de esto se secretan hormonas, se consumen nutrientes, se produce un gasto energético y todo esto, para ocasionar una reacción fisiológica que permita un modo específico dispuesto para la situación que se está experimentando (como los modos de conducción de un vehículo; “modo sport” o “modo eco”); se altera el ritmo cardiaco, se reseca la boca y la garganta, aumento de la temperatura corporal, etc.

Desde la lógica explicada en el párrafo anterior, pienso en el hecho de que en las relaciones interpersonales transcurre todo un correlato de interacciones sensoriales, se produce una “afectación” de ida y vuelta entre los individuos, esto quiere decir que, según qué y cómo comunique cada uno, todos los involucrados sentirán algo consecuente. Lo interesante es que a lo que se siente, se le atribuyen significados simbólicos que, en ocasiones cobran un peso mayor.

Sin afán de profundizar por ahora en el punto anterior, pero dejando dicho el punto desde el cual estoy pensando el concepto de Política, pienso en el conflicto político en el campo de la Salud Mental. Así es, lees bien, en materia de Salud Mental existe un asunto político que no se está resolviendo de manera favorable lo que necesitamos “realmente”, de hecho la misma Organización Mundial de la Salud declara en suInforme mundial sobre la salud mental: transformar la salud mental para todos. Panorama general”: “En todos los países, los trastornos mentales son muy frecuentes. Aproximadamente una de cada ocho personas en el mundo sufre algún trastorno mental…Los sistemas de salud mental adolecen en todo el mundo de importantes deficiencias y desequilibrios en materia de información e investigación, gobernanza, recursos y servicios” (OMS, 2022). 

A continuación expongo distintas posiciones políticas dentro de las cuales nos posicionamos quienes intervenimos en el campo de la Salud Mental:

Enfoque Biopsicosocial:

La posición biopsicosocial sostiene que los trastornos de salud mental deben ser abordados considerando la interacción entre factores biológicos, psicológicos y sociales. Esta perspectiva defiende la importancia de la investigación científica en el campo de la neurociencia y la genética para comprender las bases biológicas de los trastornos mentales. Asimismo, destaca la relevancia de los factores psicológicos, como los procesos cognitivos y emocionales, así como los factores sociales, como el entorno familiar y las condiciones socioeconómicas, en el desarrollo y tratamiento de los trastornos mentales. Este enfoque busca una visión integral de la salud mental y propone intervenciones que aborden los distintos aspectos de la persona.

Enfoque Psicodinámico:

La posición psicodinámica, influenciada por la teoría psicoanalítica, enfatiza la importancia de los procesos inconscientes y las experiencias tempranas en la configuración de la salud mental. Esta perspectiva argumenta que los trastornos mentales son el resultado de conflictos internos no resueltos y defensas psicológicas maladaptativas. El enfoque psicodinámico promueve la terapia psicoanalítica y la exploración profunda de la vida emocional y los procesos inconscientes como vías para el entendimiento y la cura de los trastornos mentales.

Enfoque de Empoderamiento y Derechos Humanos:

Esta perspectiva se centra en los aspectos sociales, políticos (en sentido partidista) y de derechos humanos relacionados con la salud mental. Defiende la necesidad de garantizar el acceso universal a los servicios de salud mental y luchar contra la discriminación y el estigma asociados a los trastornos mentales. Este enfoque propone la participación activa de las personas con experiencias de salud mental en la toma de decisiones sobre su propio tratamiento, así como en la formulación de políticas y programas en salud mental.

Enfoques Fenomenológicos y Existenciales:

Estos enfoques se centran en la comprensión de la experiencia subjetiva y la vivencia personal de los individuos. Consideran que la experiencia y el significado atribuido a los eventos son fundamentales para comprender la salud mental. Estos enfoques se basan en la filosofía fenomenológica y existencial, y enfatizan la importancia de la libertad, la responsabilidad y la búsqueda de sentido en la vida. Critican la reducción de la experiencia humana a variables cuantificables y enfatizan la necesidad de una comprensión más profunda y contextualizada de la persona.

Enfoques Transpersonales:

Los enfoques transpersonales consideran la dimensión trascendental o espiritual de la experiencia humana como un aspecto relevante en la salud mental. Estos enfoques exploran estados de conciencia expandida, experiencias místicas y transformación personal. Argumentan que la salud mental no puede reducirse únicamente a procesos cognitivos y conductuales, sino que también implica una conexión más profunda con algo más allá del individuo. Sin embargo, es importante destacar que estos enfoques a menudo son objeto de críticas debido a su falta de base empírica y a la dificultad de medir y estudiar de manera objetiva las experiencias transpersonales.

Enfoques Alternativos y Complementarios:

Estos enfoques engloban una variedad de prácticas y terapias que no se ajustan a los paradigmas dominantes de la psicología basada en la evidencia. Incluyen modalidades como la terapia holística, la terapia energética, la terapia artística, la terapia somática, entre otras. Estos enfoques a menudo consideran la interacción entre el cuerpo, la mente y el espíritu, y buscan abordar los desequilibrios y las dificultades desde una perspectiva integrada. Sin embargo, suelen enfrentar críticas por la falta de evidencia científica sólida que respalde su eficacia.

Dado todos estos enfoques “políticos”, ¿Dónde se posiciona el Coaching en relación con la Terapia?

El Coaching como una nueva herramienta para el desarrollo personal 

El Coaching es una disciplina que puede aportar una perspectiva única en la discusión sobre el abordaje en salud mental. Aunque el Coaching no es una forma de terapia en sí misma, se enfoca en ayudar a las personas a alcanzar sus metas, superar obstáculos y desarrollar su potencial. En el contexto de la salud mental, el Coaching puede ser considerado como un enfoque complementario que se centra en el empoderamiento y la promoción del bienestar psicológico.

Desde la perspectiva del Coaching, se reconoce que cada individuo es único y tiene recursos internos que pueden ser movilizados para enfrentar los desafíos en salud mental. Se enfatiza la importancia de la autonomía, la responsabilidad y el autoconocimiento en el proceso de crecimiento personal y el logro de objetivos. El Coaching se basa en el diálogo, la escucha activa y la formulación de preguntas poderosas que permiten a las personas explorar sus propias creencias, valores y motivaciones.

¿Coaching o Terapia Psicológica?

En el abordaje en salud mental, el Coaching puede ser utilizado como una herramienta complementaria en colaboración con otros enfoques terapéuticos. Puede ayudar a las personas a establecer metas claras, desarrollar habilidades de afrontamiento, mejorar la resiliencia y promover un cambio positivo en sus vidas. El Coaching también puede ser útil en la transición de etapas de vida, la gestión del estrés y el fortalecimiento de la autoestima y la confianza.

Es importante destacar que el Coaching no es un sustituto de la terapia psicológica ni está diseñado para tratar trastornos mentales graves. Sin embargo, puede ser una opción valiosa para aquellos que buscan mejorar su bienestar emocional, definir y alcanzar objetivos personales, y potenciar sus habilidades y recursos internos.

A pesar de la complementariedad del coaching con la terapia, los centros de salud mental en general no integran el Coaching como parte de su proceso terapéutico, lo cuál abre tremendas oportunidades para ambas disciplinas al permitir ampliar el espectro de acción y los resultados de la terapia psicológica. Es por esto que En el encuadre de Délico Center, hemos integrado los procesos de coaching como parte de la propuesta de valor de nuestro centro, pero es importante saber a quién y cuándo derivar a un consultante a Coaching, dado que hemos visto casos donde los comportamientos automáticos del cliente, gatillados por episodios y estímulos traumáticos, tienden a ser revictimizantes en lugar de cumplir su objetivo terapeutico.

Por otra parte, también se han visto casos de personas fuera de Délico, que no quieren asistir a terapia psicológica y no enfrentar directamente sus síntomas, para lo cuál buscan la ayuda de un Coach que les ayude a alcanzar metas, bajo la creencia siempre traicionera, de que la felicidad estará tras alcanzar ciertos objetivos personales. Estos casos suelen acarrear largos procesos de Coaching cuyas conversaciones tenderán al pasado, con gran cantidad de errores, comportamientos automáticos que sabotean al propio Coachee, entre otros errores. De esto hablamos más profundamente en este artículo.

¿Qué es mejor para mí, Coaching o Psicología?

Existen varios indicadores que podemos observar y preguntas por hacernos, que nos ayudarán a entender qué es mejor para cada uno de nosotros

  • ¿Cuáles son mis objetivos?
  • ¿Qué me impide alcanzarlos?
  • ¿Qué me motiva a alcanzar estos objetivos?
  • ¿He tenido episodios de comportamientos en los que necesito ayuda psicológica?
  • ¿Tengo comportamientos recurrentes de los cuales me arrepiento?
  • ¿Cuáles son los mayores “enemigos” de mi progreso?
  • ¿Por cuánto tiempo he hecho terapia y cuáles han sido mis resultados?

Todas estas preguntas te ayudarán a entender si estás necesitando desarrollar habilidades antes de lanzarte al coaching para llegar a ser efectivo.

En Délico Center hemos dispuesto un servicio específico y profesionales especialistas en ayudarte con esta y otras dudas.
Incluso, hemos dispuesto Test que te ayudarán a entender mejor qué escenario estás enfrentando.

Discusión:

Es importante reconocer que existe una tensión entre el enfoque positivista y los enfoques más holísticos y subjetivos en el campo de la salud mental. La perspectiva positivista valora la objetividad, la medición y la replicabilidad en la investigación científica, mientras que otros enfoques enfatizan la singularidad de la experiencia humana y la necesidad de comprenderla en su contexto individual y social. Esta dicotomía puede llevar a la descalificación de ciertos enfoques como “pseudociencias”, lo cual puede limitar la exploración y comprensión de la complejidad de la salud mental.

En conclusión, la mirada polarizada y castigadora hacia enfoques que no se ajustan al marco conceptual positivista en salud mental puede restringir el diálogo y la exploración de enfoques más amplios y diversos en el campo de la salud mental. Al adoptar una postura polarizada y descalificadora, se corre el riesgo de cerrar puertas a perspectivas alternativas que podrían enriquecer nuestra comprensión y abordaje de los desafíos en salud mental.. Mantener un diálogo abierto, respetuoso y crítico entre diferentes enfoques permite una reflexión más profunda y una mayor comprensión de la complejidad de la experiencia humana y los diversos factores que influyen en la salud mental. Además, alentando la exploración de enfoques no convencionales, se podrían desarrollar nuevas perspectivas y prácticas que podrían resultar beneficiosas para ciertos individuos o grupos de personas. En última instancia, es importante tener la humildad de reconocer que no sabemos qué es lo que somos, por lo tanto todo lo que podamos “saber” mediante la ciencia, efectivamente significa poder; “puedo construir una edificación o un artefacto siguiendo reglas replicables, perfecto, para este tipo de cosas funciona, aunque de todas maneras no sabemos qué es lo que está sucediendo en el todo en función de nuestros actos. Bastaría tirar un poco este hilo, para abrir una discusión filosófica existencial, con lo cual se observa la relevancia de las creencias en la construcción de un “sentido”; “si la vida va acorde a mis creencias, entonces tiene sentido”.

En cuanto al punto anterior, pienso que aquí radica uno de los núcleos de la pérdida del sentido, y es que en el formato escolar hegemónico en nuestra cultura, se nos enseña a priorizar la racionalidad por sobre la emocionalidad, como si fueran cosas independientes entre sí, como si una valiese más que la otra; su valor está dado según los símbolos y significados que de ello hagamos. Pensemos entonces, qué vale más para cada uno de nosotros, lo racional o lo emocional, “¿quién tiene la razón?”. Lo cierto es que ambas posturas son sostenidas por personas que tienen la capacidad de razonar, por lo cual su razonamiento se sostiene en un “sentido”. Si lo que siente al narrar internamente un postulado es coherente con símbolos cercanos a sus creencias, entonces ese razonamiento le hará más sentido que otro con el cual no concuerde.

Volviendo a la crisis que enfrentamos como especie en materia de Salud Mental, cabe preguntarse cuál es el sentido de educar del modo en que se está educando en las escuelas, así también, el mecanismo con el cual se obliga a los cuidadores a involucrar a sus Niños, Niñas y Adolescentes con este sistema formativo basado en la producción, “ajeno del sentido”. Le pregunto a quien haya llegado a este punto de la lectura ¿qué sientes al respecto de lo que acabas de leer?

Conclusión:

La relación entre política y salud mental es compleja y multifacética. Las decisiones políticas tienen un impacto significativo en la forma en que se abordan los problemas de salud mental en la sociedad. Sin embargo, es importante reconocer que, en ocasiones, las políticas públicas pueden estar desconectadas de la realidad y centrarse más en símbolos y apariencias que en soluciones efectivas.

En algunos casos, las políticas de salud mental pueden estar impulsadas por consideraciones políticas y agendas partidistas, en lugar de basarse en evidencia científica y las necesidades reales de las personas que sufren trastornos mentales. Esto puede llevar a la implementación de medidas superficiales que buscan dar una apariencia de acción, pero que no abordan los problemas de fondo.

La falta de comprensión y conciencia sobre los problemas de salud mental en la sociedad también puede contribuir a una política pública que no atiende adecuadamente las necesidades reales. La estigmatización y el estereotipo asociados con los trastornos mentales pueden llevar a que se les dé poca prioridad en la agenda política, lo que resulta en una falta de recursos y un gasto ineficiente del recurso público, lo que se traduce en una atención insuficiente.

Para abordar este problema, es crucial fomentar un enfoque basado en la evidencia científica y la escucha activa de los expertos en salud mental. Las políticas públicas deben desarrollarse en colaboración con profesionales de la salud mental, investigadores y aquellos que han experimentado directamente los trastornos mentales. Esto fomenta que las políticas estén respaldadas por conocimientos sólidos y reflejen las necesidades reales de las personas afectadas.

Además, es esencial promover la educación y la conciencia sobre los trastornos mentales en la sociedad en general, para combatir la estigmatización y fomentar un enfoque basado en la evidencia. Esto ayudará a generar un cambio de actitud y a impulsar la adopción de políticas públicas más efectivas y centradas en las necesidades reales de las personas.

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