Los Fantasmas de quien no aplica Gestión Emocional

Gestión emocional ¿por dónde empezar?

¿Te pasa a veces que tus emociones toman el control y no sabes qué hacer con ellas?
¿Por qué es tan importante que aprendamos a gestionarlas y no simplemente dejar que
nos lleven de las narices?

¿Qué es gestión emocional?


«La regulación saludable de las emociones implica monitorear, moderar y modificar las
reacciones emocionales de manera útil para alcanzar metas personales y profesionales.»
(Brackett, 2020).
Gestionar las emociones significa saber qué hacer con ellas. Es decir, ser conscientes de
qué sentimos, decidir si queremos seguir sintiéndonos así o no, y poner en marcha las
estrategias que correspondan.
Es importante destacar que la regulación emocional no significa ignorar las emociones
incómodas, esas a las que llamamos «negativas». Más bien es aprender a integrarlas y
saber cómo lidiar con ellas, tanto con las propias emociones como con las de otros.

¿POR QUE ES IMPORTANTE GESTIONAR LAS EMOCIONES?
Existe una visión muy pragmática sobre la gestión emocional que recoge tres principales
motivos para desarrollar esta habilidad.
• El vínculo cercano que tienen las emociones y sentimientos con nuestra salud
mental y física.
• La incidencia directa que éstas tienen sobre nuestra conducta y toma de
decisiones.
• Y porque a través de ellas podemos comprender nuestras motivaciones e influir
sobre éstas.
Lo primero que necesitamos entender es que las emociones llevan implícita una
información. Al decir de la psicóloga Nuria Andreu, cada emoción es como un mensajero
con la obligación de entregar su mensaje sea como sea.
Pero depende de nosotras escuchar y entender ese mensaje para actuar de manera
acorde, o cerrarle la puerta al mensajero y esperar que nos tire la puerta abajo para que lo
escuchemos.

EMPEZAR POR IDENTIFICAR LA EMOCIÓN Y SU FUNCIÓN
Es importante tener en cuenta que las emociones y sentimientos tienen vinculada una
valoración de referencia, esto significa que nos sentimos de la manera que nos sentimos
porque valoramos (interpretamos) la situación de una determinada manera y no de otra.
Es por esto que necesitamos empezar por entender cuál es la función de dicha emoción
cuando aparece, es decir, qué la activó y qué mensaje me quiere dar.
Para identificar la función de la emoción y así proceder a gestionarla de manera saludable
podemos orientarnos con las siguientes preguntas:

  1. ¿Qué sientes? Ponle nombre a la emoción y puntúa qué tan intensamente la
    sientes en una escala del 0 al 10.
  2. ¿Qué activó la emoción? Puede ser un evento afuera (algo que viste, te dijeron o
    sucedió) o dentro tuyo (recuerdos, dudas, pensamientos).
  3. ¿Cómo interpretas eso que activó la emoción? ¿Qué significa para tí eso?
    ¿Qué creencias tienes al respecto? Recuerda que diferentes interpretaciones de un
    mismo hecho pueden activar diferentes emociones.
  4. ¿Qué te impulsa a hacer esa emoción? Las emociones motivan el
    comportamiento, a veces es bueno seguir ese impulso, pero a veces no. Reflexiona
    sobre eso y si te conviene actuar o dejarla pasar.
  5. ¿Qué información te trae esa emoción? Recordemos que las emociones son
    mensajeros que nos dan información muy relevante sobre nosotras mismas (lo que
    consideramos importante, nuestras heridas, el paradigma con el que vemos el
    mundo, nuestras expectativas, etc.)
    Responder estas preguntas nos ayuda a regular nuestras emociones por los siguientes
    motivos:
    • Primero, al reconocer la emoción y ponerle un nombre nos resulta más fácil definir
    de qué se trata lo que nos pasa.
    • Segundo, porque podemos extraer información muy valiosa que aporte a nuestro
    autoconocimiento y nos sirva en el proceso de toma de consciencia y desarrollo
    personal.
    • Y por último, porque una vez que comprendemos la función de cada emoción y el
    mensaje que viene a darnos podemos elegir cómo responder a ésta, es decir, qué
    estrategia nos conviene utilizar para gestionarla.

ESTRATEGIAS DE GESTIÓN EMOCIONAL
Afortunadamente, muchos investigadores han estado estudiando las emociones durante
décadas y han transformado sus hallazgos en estrategias, rutinas y hábitos que nos
ayudan a manejar el amplio rango de emociones.
Estas estrategias son muchas y muy variadas, y van desde la práctica de mindfulness, la
comunicación asertiva, la planificación, cambiar el diálogo interno, hacer ejercicio,
practicar la respiración consciente, hasta buscar ayuda terapéutica.
Mas allá de las estrategias que utilicemos, es muy importante comprender que el proceso
de aprender a regular nuestras emociones consta de dos partes. Primero tenemos que
saber cuál es el objetivo (cómo nos queremos sentir), y luego decidir qué estrategias
serán las adecuadas para llevarnos a él (actividades o actitudes que nos ayuden a lograr
ese objetivo).
1- Tener un objetivo
La primera parte consiste en saber qué sientes y cómo quieres sentirte. ¿Qué emociones
quieres que aumenten su intensidad y cuáles quieres que disminuyan?
Cuando fijamos una meta estamos decidiendo hacia dónde queremos que vayan nuestras
emociones.
Pregúntate, ¿Qué estas sintiendo y cómo quieres sentirte? ¿Lo sabes? Éste paso es
fundamental.
2- Utiliza estrategias
La segunda parte de la gestión de las emociones es la estrategia que decidimos utilizar.
Ya sabes a dónde quieres ir, ahora debes saber cómo llegar.
Las estrategias nos ayudan a conseguir nuestras metas. Pueden ser estrategias de
acción, que son cosas que podemos hacer, y estrategias de pensamiento, que son
cosas que podemos pensar o decirnos a nosotras mismas.
Las estrategias de acción pueden incluir ejercicios de respiración consciente, meditar, salir
a caminar 10 minutos, escribir o hablar con un amigue. Las estrategias de pensamiento,
por otro lado, pueden incluir el decirnos algo positivo o alentador, cambiar el foco de
nuestra atención o reformular una situación para verla desde una nueva perspectiva.
CONCLUSIÓN
Es imposible llevar una vida sin tristeza, ira, miedo o frustración y no es la idea. Sin
embargo, para vivir con bienestar emocional es fundamental que exista un balance entre
las emociones negativas y positivas que experimentamos.
Esto se logra, primero, empezando por hacer conscientes nuestros estados emocionales
y el mensaje que cada emoción nos traen, y luego, teniendo un objetivo claro sobre cómo
nos queremos sentir para poder hacer un uso inteligente de diferentes estrategias de
regulación de emociones.

Más articulos

Analisis de la depresión
La depresión: Síntoma, Motivos y Consecuencias de no Tratarla desde un Enfoque Psicológico
Cuando sufres una crisis de pénico, podrías sentir síntomas físicos.
“Usted podrá saber lo que dijo, pero nunca lo que el otro escuchó” (Jacques Lacan)
casual-life-3d-blue-pill-package (1)
Medicina Psicodélica: Revolución como los antidepresivos
Webinar Psicoterapia psicodelica con Hongos Adaptógenos
Hongos Psilocibios: Aliados Y Catalizadores En El Proceso Psicoterapéutico

Esta página utiliza cookies para mejorar su experienciad de navegación