Suicidio, señales de alerta

Hace unos días entramos al metro en Santiago al final de la tarde para poder regresar a casa, no estaba muy concurrido y era una tarde calurosa de primavera, con los rostros cansados de las personas procurando volver a descansar a sus hogares. De repente se siente el corte de energía y el anuncio indicando que se detendrá el tren durante un tiempo porque hay un incidente con una persona en la vía. Y así nada más, las personas resignadas deciden esperar o salen a buscar otra forma de locomoción dado el imprevisto, o sólo se distraen mirando el celular. Intenté mirar en las caras algún tipo de reacción frente al anuncio y no logré observar nada, ni un gesto de conmoción, alguien decidió terminar con su vida a pocos metros de donde estábamos y a nadie eso le parecía algo raro, algo por lo que humanamente podíamos tener sentimientos de empatía ante la tragedia, al contrario si pregunto a las personas si esto pasa frecuentemente, alguien me responderá que sí, sobretodo en época de primavera. Me pregunto, ¿estamos normalizando como sociedad un hecho tan profundamente doloroso como es el suicidio?

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el suicidio es una de las principales causas de muerte en todo el mundo. La OMS estima que cada año, alrededor de 1 millón de personas mueren por suicidio en todo el mundo. Es la segunda causa de muerte entre jóvenes de 15 a 29 años de edad, con mayor incidencia en hombres. Es difícil determinar el porcentaje de personas que han tenido ideas suicidas en el mundo, ya que este tipo de información puede ser difícil de recopilar y puede variar ampliamente entre diferentes países y grupos de población. Sin embargo, se estima que entre el 3% y el 5% de la población mundial ha tenido algún tipo de pensamiento suicida en algún momento de su vida.

Es difícil determinar el porcentaje de personas que han tenido ideas suicidas en el mundo, ya que este tipo de información puede ser difícil de recopilar y puede variar ampliamente entre diferentes países y grupos de población. Sin embargo, se estima que entre el 3% y el 5% de la población mundial ha tenido algún tipo de pensamiento suicida en algún momento de su vida, y las cifras han ido en incremento después de la pandemia del COVID 19.

Es importante tener en cuenta que el suicidio es un problema de salud pública grave, y los gobiernos de varios países están tomando cada vez más acciones y poniendo a disponibilidad más recursos para afrontarlo, dado que las personas que tienen pensamientos suicidas necesitan ayuda y apoyo, y debe ser tratado como cualquier otra enfermedad. Si usted o alguien que conoce está teniendo pensamientos suicidas, es importante buscar ayuda de inmediato. Existen muchos recursos y servicios de apoyo disponibles para ayudar a las personas que están pasando por un momento difícil.

¿Cómo identificar las señales de advertencia de suicidio?

Las señales de advertencia de suicidio varían de persona a persona, pero hay algunas señales comunes que pueden ser indicativas de una intención suicida. Estas señales incluyen un cambio repentino en el comportamiento o el humor, como una falta de interés en actividades que antes disfrutaba, aislamiento social, cambios en el patrón de sueño o de alimentación, depresión o tristeza profunda, pérdida de interés en la apariencia personal, abuso de sustancias, comentarios sobre sentirse inútil o sin esperanza, y hablar sobre la muerte o el suicidio. Si nota alguna de estas señales, es importante hablar con la persona y ofrecerle ayuda.

Vamos a enumerar algunas señales que sería importante reconocer para así poder tomar acciones a tiempo:

  1. La persona habla de sentirse sin esperanza o sin sentido de propósito en la vida.
  2. Muestra signos de depresión, como pérdida de interés en actividades que solían disfrutar, alteraciones del sueño o del apetito, fatiga o cambios en el peso.
  3. Muestra un comportamiento agitado o inquieto.
  4. Habla de sentirse atrapado o sin salida.
  5. Habla de muerte o suicidio de manera indirecta, como hacer comentarios sobre no querer estar aquí más o no tener razones para seguir viviendo.
  6. Muestra un cambio repentino en el comportamiento, como ser más alegre o más tranquilo de lo normal.
  7. Puede realizar planes como vender pertenencias o hacer arreglos finales.
  8. Tiene acceso a métodos de suicidio, como armas de fuego o medicamentos.

Posibles causas

El suicidio es un tema complejo y requiere un análisis de múltiples factores y causas que pueden incidir en la complejidad de la mente humana. En el 90% de casos de personas que deciden terminar con su vida, se conoce que presentaban un trastorno mental relacionado con la depresión, trastorno límite de personalidad, trastorno de ansiedad, o cualquiera relacionado, que presenta sintomatología pero puede no siempre ser diagnosticado de manera correcta o tratado a tiempo.

La depresión es uno de los factores de riesgo más comunes para el suicidio. La depresión se caracteriza por sentimientos de tristeza profunda, desesperanza, desinterés en las actividades que antes disfrutaba y pensamientos recurrentes sobre la muerte. Estos sentimientos pueden ser tan intensos que una persona se ve obligada a actuar sobre ellos.

El abuso de sustancias es otra causa común de suicidio. El abuso de sustancias que generan adicción tiene incidencia en el funcionamiento del cerebro, en los niveles de recepción de neurotransmisores y pueden afectar el estado mental y emocional de una persona, esto puede llevar a una persona a actuar de manera impulsiva, sin considerar las consecuencias de sus acciones.

El estrés también se considera un factor de riesgo para el suicidio. Un cerebro que está continuamente bajo estrés, es decir con niveles de cortisol altos, está continuamente a la defensiva y puede ser agotador, además de alterar el correcto funcionamiento cerebral. El estrés puede ser causado por una variedad de situaciones, desde una carga laboral excesiva, problemas financieros, divorcios, separaciones, entre otros. Cuando una persona está estresada, puede sentirse desesperada y sin salida, lo que genera espirales de pensamientos que pueden terminar en ideas o conductas suicidas.

Finalmente, los problemas en las relaciones, en especial las relaciones interpersonales más cercanas, o la falta de apoyo y aislamiento social, también pueden contribuir a una conducta suicida, dependiendo de la estructura de personalidad, y los recursos que tenga la persona para confrontar situaciones adversas. Las relaciones familiares tensas y el maltrato pueden llevar a una persona a sentirse desesperada, en especial en los casos de jóvenes que dependen económicamente de los padres, incluso si no hay depresión o abuso de sustancias involucrados.

Es importante tener en cuenta que estos factores no son necesariamente la causa directa del suicidio. Sin embargo, pueden contribuir a aumentar el riesgo de que una persona tome la decisión de quitarse la vida. Si cree que tiene alguno de estos factores de riesgo, busque ayuda profesional inmediatamente.

Tratamiento para la depresión y aislamiento: ¿Cómo la terapia psicológica puede ayudar a los pacientes?

La terapia psicológica es una herramienta poderosa para ayudar a los pacientes que sufren de depresión y aislamiento, esta forma de tratamiento puede ayudar a las personas a comprender mejor sus sentimientos y sus pensamientos, a canalizar los momentos de frustración, mejorar su autoestima y desarrollar habilidades para afrontar y superar los problemas. Cuando hay un correcto diagnóstico, es posible que la persona pueda mejorar un estado depresivo, o en caso de otro tipo de trastornos es a veces necesario contar con mecanismos, sea farmacéuticos, o también complementarios como la meditación, el cambio de hábitos alimenticios, de relacionamiento y de actividad, que ayudarán a la persona a nivelar sus estados de ánimo.

En la terapia psicológica, el terapeuta puede trabajar con el paciente para identificar patrones de comportamiento o pensamiento que contribuyen a estados depresivos o a la ideación suicida. Esto incluye identificar los factores de estrés, problemas de salud mental subyacentes o circunstancias que pueden contribuir al aislamiento. Esto puede ayudar a los pacientes a reconocer su estado emocional y mejorar su capacidad para afrontar sus problemas.

Además, la terapia psicológica puede ayudar a los pacientes a desarrollar habilidades para manejar sus emociones y mejorar su bienestar emocional. En la terapia, el terapeuta hace un acompañamiento para que el paciente pueda expresar libremente sentimientos, deseos, pensamientos, y además, aprender técnicas de relajación, habilidades de afrontamiento y habilidades de autocuidado. Estas habilidades ayudan a los pacientes a manejar mejor sus emociones, a reducir el estrés y a desarrollar un sentido de bienestar y satisfacción que pueden ayudar a reducir los síntomas depresivos.

Además, la terapia psicológica puede ayudar a los pacientes a desarrollar habilidades para mejorar sus relaciones. La terapia puede ayudar a los pacientes a aprender a establecer y mantener relaciones saludables. Esto puede ayudar a los pacientes a sentirse menos aislados, a desarrollar una mayor confianza en sí mismos y a tener relaciones más satisfactorias.

En resumen, si te identificas con algunas de las señales mencionadas, o si alguna persona cercana muestra alguno de estos compartimientos, te recomendamos pedir ayuda de un profesional, es importante dejar de normalizar conductas y situaciones que pueden ser un aviso para poder evitar una muerte. La persona que quiere terminar con su vida, realmente quiere terminar con el dolor que siente, sin embargo el suicidio lejos de terminar con el dolor es traspasarlo a la familia y a la sociedad.

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